A veces,

muchas veces.

Creo que voy a desvanecerme.

No creo nada de lo que me dicen.

Sólo puedo aferrarme a mis sentimientos.

Y a la libertad.

Quiero retozar como los gatos

contigo.

Ser hoja dorada,

crujiente

pero no pisada.

Retorcida como tu cuerpo.

Lamer las lágrimas.

Morder dulcemente

tu sonrisa traviesa.

Pero no decirte nada.

Que lo leas tú sólo.

Llenarte los bolsillos de caramelos

y amuletos.

Ser viento que te impulse.

Y a la vez ser libre como el viento.

Te miro

viajas de repente a años atrás.

Y te desnudas.

Me dices que no quieres hablar de ti.

Yo quiero que te desnudes.

Quiero verte de niño,

verte de viejo.

Sé que tu sonrisa siempre aparece.

Tu sonrisa existe.

Ahora convivo con 3 gatos.

Ya no son sólo mis adentros

en los que crecen dientes de león,

y son soplados y regenerados

a cada momento de tensión.

Ya no sólo es que te desee,

te anhele,

te observe de lejos,

con ojos cerrados y ojos abiertos.

Y es tu olor.

Tu andar.

No se ni como explicar.

Lo intento y no me sé expresar.

El artista no prostituirá su visión ante los gustos del vulgo.

Podría decirte mil veces que siento por ti.

Cómo soy de feliz sólo viendo tu existencia.

Y muchas cosas más.

Pero con decirlo varias veces,

es suficiente.

Tú no necesitas

traje de luces,

para brillar.

No estás y te siento.

Si estornudo,

no es el mundo quien tiembla,

sino yo.

Así que se puede ir todo al traste,

y que me dejen a mi que desgaste

el mundo sin dolor.

Amor.

Tengo claros mis sentimientos,

ya expresé lo que pienso

ahora tú eres quien debe decidir.

Como pasos de tango

las gotas de miedo caen.

Pero nunca podría volver a la cueva.

Y no pienso volver allí.

Mi lugar está entre las flores y árboles.

Entre las personas y las sonrisas.

No estamos hechos para sufrir.

Yo siempre permanezco en el mismo lugar.

Mis sentimientos siempre están claros.

Lo demás es solo movimiento

de las demás piezas de ajedrez.

Yo siempre tengo tiempo para amar.

Y nadie tendrá tanto miedo a amar como yo

cuando recuerdo el pasado.

Pero aún así me niego a quedarme acongojada

más de un día, unos minutos.

No hay que dejar de andar nunca...

La constancia y la paciencia,

llevarán a la mujer

a la locura.

O a la independencia.