miércoles, 23 de diciembre de 2009

Esa tarde caminaremos por la orilla.

Esa tarde caminaremos por la orilla.
Los barcos habrán amarrado sus velas,
Los botes aquellos que tanto nos gustaban ver
Esos botes
serán de espejo y azucena.

Tiraremos piedras
Las ranas diluirán tu bello rostro.
Tu pelo de plata me hará guiñar un ojo...
... Cuando el sol comience a descender.

Y es ahí cuando los labios tomen conciencia.

Y mi mano derecha rozara tu mejilla,
dejare estelas en tus fluidos ojos.
Mi mirada de anhelo inconstante.

Concavidades son estos abrazos,
Seguirán siéndolo.
Hasta que me queden entrañas.

Entonces me mandaras un mensaje
Diciendo que lo sientes,
Que no volveremos a vernos.
Me despediré del río.

Me quedaré muda viéndote bailar con las palabras de tu boca.
Esa ternura despertará de nuevo.

Cuando el sol comience a descender
Y tu cabello a enrojecer tras esas gafas de buceo.




A. Francesca

martes, 22 de diciembre de 2009

Me aburre discutir.

Os doy la razón,
os sonrió.
Pensar todo cuanto queráis. Murmurar, gritar, insultar, despotricar... No me importa en absoluto.
Me aburre discutir.
Tener la razón o no, no me hace más feliz.

Creerme sabia, inteligente, artista, no me va a ayudar a llegar a fin de mes, a ser aun más feliz, a conseguir cuanto deseo...

Todos ganamos, vosotros estáis contentos con vuestra lujuriosa sabiduría, con vuestra suprema inteligencia, y yo contenta con el sol que ha salido, con aquella paloma que ha alzado el vuelo, prendiendo mi mirada.
Hay un equilibrio.
Yo paso de discutir y vosotros, seres insaciables...os quedáis unos minutos muy felices, aunque luego recordéis que vuestra vida esta vacía de las verdaderas cosas.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Hija de la mar. (Vicente Aleixandre)

Hija de la mar

Muchacha, corazón o sonrisa,
caliente nudo de presencia en el día,
irresponsable belleza que a sí misma se ignora,
ojos de azul radiante que estremece.

Tu inocencia como un mar en que vives-
qué pena a ti alcanzarte, tú sola isla aún intacta;
qué pecho el tuyo, playa o arena amada
que escurre entre los dedos aún sin forma.

Generosa presencia la de una niña que amar,
derribado o tendido cuerpo o playa a una brisa,
a unos ojos templados que te miran,
oreando un desnudo dócil a su tacto.

No mientas nunca, conserva siempre
tu inerte y armoniosa fiebre que no resiste,
playa o cuerpo dorado, muchacha que en la orilla
es siempre alguna concha que unas ondas dejaron.

Vive, vive como el mismo rumor de que has nacido;
escucha el son de tu madre imperiosa;
sé tú espuma que queda después de aquel amor,
después de que, agua o madre, la orilla se retira.


Vicente Aleixandre

lunes, 14 de diciembre de 2009

Quiero ser pobre porque significaría que tengo algo que dar.

Ensayo sobre la ceguera.

Esperaron casi una hora. Cuando sonó el timbre de la puerta, ella se levantó y fue a abrir, pero en el descansillo no había nadie. Descolgó el interfono, Muy bien, ahora baja, respondió. Se volvió hacia el marido y le dijo, Que esperan ahí abajo, tienen orden expresa de no subir, por lo visto en el ministerio están realmente asustados, Vamos. Tomaron el ascensor, ella ayudó al marido a bajar los últimos escalones, luego a entrar en la ambulancia, volvió al portal a buscar la maleta, la alzó ella sola y la empujó hacia dentro. Después subió a la ambulancia y se sentó al lado del marido. El conductor protestó desde el asiento delantero. Sólo puedo llevarlo a él, son las órdenes que tengo, tiene usted que salir. La mujer respondió con calma, Tiene que llevarme también a mí, acabo de quedarme ciega.


"Ensayo sobre la ceguera" José Saramago. Premio Nobel de Literatura 1998.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Quiero volver a dormir en tu casa.

Tu cuello...de marfil.
Y tus vueltas a favor y en contra de la manta...



Quiero volver a verte dormitar,
apoyarme en tu costado.


Quiero volver a dormir en tu casa.