domingo, 28 de noviembre de 2010

Todas las flores olorosas parecen acercarse a mi. Me embriagan con ese dulce olor. Me atontan con esos colores...
Juegan conmigo. A veces no lo dudo. Pero ninguna tiene intenciones serias de tomarse la desecación en serio.

Esto me hace volar. Huir de esos pétalos suaves que me acarician, de esos estigmas que me besan, de ese polen anaranjado que marca mi cuerpo y esos estambres que pierden la cordura, luego la recuperan, y me dejan de nuevo como un tubérculo.

Soy un entretenimiento. Algo interesante en el momento. Una molestia después.

Luego en la entrevista te preguntarán por qué eres terrenal y celestial a la vez.

viernes, 26 de noviembre de 2010

En cuanto me descubro ante la soledad
mi cuerpo se encoge,
igual que la lana al lavarse...
Pero por el lado de las costuras.

Huyo a la calle.
Busco personas, moldes, encarnecidos...
La independencia va acompañada
de una necesidad de espacio compartido.
Y esa necesidad cuando no es cumplida,
puede llegar a convertirse
en una verdadera carga.
Un astrolabio desorientado
en ese momento son tus ojos.

El hilo de tu pensamiento.

En los silencios nadie te escucha.
Solo te escuchas tú,
monologo no compartido.
Oyes tus estupideces, tus parloteos banales.
Tus debilidades a voz en grito.
Pero a la vez no oyes nada,
te cansas hasta de tus quejidos.

Mirando el paisaje puedes lograr serenarte.
Pero no hay nada
como un buen abrazo compartido, sincero,
y cargado de sentimientos.

Entonces las nubes se pintan solas.
Y las hojas se doran
con el fuego de las llamas de tus impulsos.

El salpicar de tu sonrisa inunda estanques.
Las mañanas de niebla tornan en huertos solares.

"Aquí estoy yo. "
Dirá tu mano, a su mano.
Tu boca a su oído.
Y agonizarán las voces,
mientras la risa será su juego,
será tu juego, y el mio.

domingo, 21 de noviembre de 2010

La franqueza.
Ahora soy franca.
Noto como grita mi interior.
Una soledad extraña se ha adueñado de mis pasos.

Una soledad opaca, pero a la vez fluctuante.
La variable de todo cuanto me rodea,
parece estar dependiendo de mi caminar recto.

Saltando sigue el suelo estando firme.

El agua no me traspasa. Solo me cubre.
Siento terrenal mi mirada. Por primera vez.
Y poco soñadora mi alma volátil.
¿Así un tubérculo puede funcionar?

La perfección está más próxima,
pese a nunca haberla deseado.
Y la detesto.

¿Dónde está el tembloroso camino?
¿El dudar cansado, y repetitivo?
¿El aleteo antes constante de la mente?
¿El caminar a trompicones?
¿Los golpes con recompensa?
Escucho esas palabras empapadas de soledad,
el trote de mis piernas.
La luz agujereando las ventanas
de todos los ojos,
me despierta.

Es todo caduco.
El silencio es parte de mi.
Caminando mientras las gotas caen,
nunca fui mas feliz que ahora,
pero tan solitaria, entre tantos ojos.

Tantas preguntas.
De nuevo me encuentro amando todo,
odiando todo.
Sin saber que hacer.

Solo pienso en andar.
No pararme.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Noto aletear entre corrientes sanguíneas.
Un dulzor empalagoso fluye,
transcurre,
por las esquinas.

La paleta es fría.
Tardía.
Solo corriendo mi sangre entra en calor.
Y los árboles con copas doradas se mecen
con el aliento de las nubes.

Podría girar, girar, girar...
Estando con el mismo mareo que antes.
Parece melancólica la farola de mi ventana.

Una frialdad pasajera, vana,
difusa,
se empapela con la translucidez de lo estúpido.
De otro estúpido.
Y me pregunto por qué todos actúan.
¿Por qué nadie se muestra como es?

El temor a parecer sencillo,
calla a la personalidad,
a la lucidez y belleza.
Se que por eso estoy cerca y lejos.
Yo tiendo lazos de colores,
nadie es capaz de cogerlos,
sin teñir su cabello del mismo color...

Abrazar las nubes,
haciendo un emparedado con tu pecho,
y tu calidez.
Ternura amarillenta,
verdor particular de su cristal.

martes, 2 de noviembre de 2010

La libertad está pesando a veces,
la arrastras.
Esta está separándote.
Sueñas con peces. Muchos peces.

Un sueño eclosiona entre mis uñas y la lente.

El peso es el mismo, pero diferente la textura.
Mirando al infinito.
Una luz emerge de la calima,
mientras una nube saluda con su lluvia.

Unas bellas venas se vislumbran
entre tu pureza y las hojas doradas.
Unas ramas me hacen la zancadilla.
Diagonal. No curva.
Miro, ahí hay otras pupilas dilatadas.

Puede que me invente tu sonrisa.
Pero ya no importa.
Es otra de las tantas sonrisas.

Me pregunto si alguna mano
puede introducirse
y agitar todo,
entre tanta ternura básica.