domingo, 28 de noviembre de 2010

Todas las flores olorosas parecen acercarse a mi. Me embriagan con ese dulce olor. Me atontan con esos colores...
Juegan conmigo. A veces no lo dudo. Pero ninguna tiene intenciones serias de tomarse la desecación en serio.

Esto me hace volar. Huir de esos pétalos suaves que me acarician, de esos estigmas que me besan, de ese polen anaranjado que marca mi cuerpo y esos estambres que pierden la cordura, luego la recuperan, y me dejan de nuevo como un tubérculo.

Soy un entretenimiento. Algo interesante en el momento. Una molestia después.

Luego en la entrevista te preguntarán por qué eres terrenal y celestial a la vez.