viernes, 2 de diciembre de 2011

Como pasos de tango
las gotas de miedo caen.

Pero nunca podría volver a la cueva.

Y no pienso volver allí.

Mi lugar está entre las flores y árboles.
Entre las personas y las sonrisas.
No estamos hechos para sufrir.

Yo siempre permanezco en el mismo lugar.
Mis sentimientos siempre están claros.
Lo demás es solo movimiento
de las demás piezas de ajedrez.


Yo siempre tengo tiempo para amar.

Y nadie tendrá tanto miedo a amar como yo
cuando recuerdo el pasado.
Pero aún así me niego a quedarme acongojada
más de un día, unos minutos.


No hay que dejar de andar nunca...