viernes, 7 de febrero de 2014

Eres como un martín pescador.
Podría resumirte así.
Pero no llegaría ni a describir
una de tus  miles de plumas.

No puedo pintarte.
Sigo sin poder pintarte.
No entras en ningún lienzo.
Ni ningún color mezclado con otros miles,
podría usarlo para colorear papel
que después yo convirtiese en tu reflejo.

Ninguna veladura podrá
llegar a ser tan vaporosa
como tus pestañas.

Tu olor es como una luz acechándome,
en cada parte de mi camino por la vida.


Pondría en cada recodo de la ciudad,
trozos de luz.
Eres oscuridad y luz a la vez.

Si pienso en ti huelo tu olor,
mezclado con tomillo,
con olor a madera,
con olor a mar.

Cuando me tocas,
puedo creer en cualquier cosa.
Cuando duermes a mi lado,
siento que nada me falta.