con finales absurdos
y fuera de lo común.
Es agradable andar sin hablar,
y no sentir que todo va a precipitarse
como el agua por una cascada.
Es agradable escuchar canciones,
que me recuerdan muchas noches buenas.
Es agradable verte sonreír.
Es agradable saber que puedo pedir ayuda.
Y por eso no la pido.
Es agradable caminar sin pensar en nada ni nadie,
pero con tu mano entre mis dedos.