sábado, 17 de marzo de 2012

Canto a la destrucción y a la creación.

No quiero que los hombres sean hipócritas.

Ni que surquen la tierra con odio.

No quiero que las mujeres usen armas

como manera de igualarse a la miseria de algunos hombres.


Quiero mujeres libres,

que caminen sin pedir permiso,

que se abalancen

y luchen por lo que sueñan.


Quiero que haya hombres honrados

que se cuestionen en alto.

Y mujeres que admiren

la capacidad de los niños de crear.

No quiero mujeres ni hombres,

que vean a los niños como una carga.


Quiero hombres y mujeres de verdad

que no callen,

que no digan: qué podemos hacer, sino sólo tragar.


No quiero mujeres y hombres que mientan,

y que no sean honestos consigo mismos.


No quiero gargantas sin voz,

y labios sin amor.

Ni personas que sean capaces de vender

a otras personas.


No quiero mujeres y hombres,

que sean tratados por otros como mercancías.


No quiero nada,

pero quiero el cambio.

No quiero manejar ni cambiar a nadie,

pero si anhelo el cambio.


Este mundo me hace reír,

y también llorar.

Me hace querer destruir,

pero también crear.


Para absurdo de todo,

aun así lo amo.

Y es mi manera de intentar ser honesta

conmigo misma.