lunes, 21 de enero de 2013

Escritos del amor que abandona.



Por eso yo amaba cada partícula de tu ser...

Por eso absorbía cada gota,
cada imagen...

Y quería devorarte,
no perder ni una brizna de tu presencia.

Amar la paz de tu cuerpo,
el aire que expulsabas.

Y acariciaba y amaba,
como si el mundo fuera a fracasar...
Como si fueras a desaparecer.

Y aunque no te hayas ido,
mi amor ha sido asesinado.
Y aunque no ha muerto,
quedó ojeroso y escayolado.

Y era incapaz,
de no querer dejar de tocar tu piel.
Y tu sueño...
Mis ganas de no dejarte de observar...

Tu cuerpo era perfecto.
Era imposible no amarte.

Tus abrazos eran humo naranja,
tus pestañas de nube,
tu mirada tan tierna como la miga de pan.

¡Y qué pestañas!
Tu sonrisa,
tu torso desnudo,
tu pelo mojado tras la ducha...

Tu cuerpo desnudo pegado al mío.
El no sentir distancia entre nuestro cuerpos.

Menos mal que aun,
pese a todo, me escuchas entre tanto griterío.

Nunca entendí,
como no te ama el mundo entero.

Mi corazón a ti,
siempre te fue sincero.

Como me alegro de haberte amado.
Como me alegro de que no hayas desaparecido.
Ya no tengo tu amor,
pero me consuela no tener tu olvido.
Es imposible que tanto amor,
no me haya servido...

Soy más grande,
soy más fuerte.
Es imposible no quererte.

Criatura, hermosura,
deseaba ser más para llenarte de colores.
Para llenarte de amor.

Hiciste que quisiera ser flor,
para querer oler,
querer relucir y colmarme en rocío.

Siempre he querido
construirte tejados que te tapasen
del frío, de la erosión,
del dolor...
pero mi amor, lo dejaste...
Lo abandonaste.
No sé si por temor a desgastarte,
por temor a perder,
no lo sé.

Ya no lo quieres,
¿de poco te vale?

Alguien susurra:
cuando sepas amar,
amarás.

Alguien canta:
Cuando sepas que es perder,
no querrás dejar marchar...

Pero yo sé que te vas a ir.
Yo nunca te he impedido marchar.
Yo solo quería que supieras que sentía.
Y que volaras, como el amor
que por ti yo sentía...
y que me hacía volar.

No conseguí hacerte el hombre más feliz.
Aunque no me lo hubieses pedido,
siempre quise hacerte feliz.

Pero solo tu existir
me alentaba a amarte más.
Sin importarme entonces sufrir,
sin importar como sería mi final.
Mi final contigo,
ya está aquí...

Y siento que no me puedo quejar,
pues ya sufrí,
ya te amé...
Y ahora,
no sé que vendrá después.