miércoles, 16 de marzo de 2011

La brocha descendía por la puerta,
por esa lisa superficie.

No recuerdo el tacto de tu cuerpo.
Solo las imprimaciones
que generaban la luz entre la persiana.
O ese rayo de luz penetrando,
junto a la sorpresa inesperada.

Aun se hace extraña
mi vida sin ti.


No recuerdo si me gustaban
tus labios.

Pero si recuerdo tu olor,
el tacto de tus camisetas
e incluso el muñeco
donde cargabas tu frustración.

Una fuente nos aprovisionaba,
tras largas sesiones de besos
de fuego.

De lejos mis ojos te prendieron
sin conocer nada de ti.

Da la casualidad,
que solo tú pareces
haber marcado con una gradina.

Tú tiempo si fue relativo.
Nuestro tiempo si fue corto.
Ahora todo es insignificante.
Pero tu poder fue erosivo.

Intenciones de plasmar,
tantas cosas que sentí.

Más no por escribir,
tú descripción,
la descripción,
diría que se puede concluir.