tengo miedo de que cruja
de que se raje
y no sirva de nada abrazarte más.
Tu sonrisa me desborda
la mente,
la boca,
y mis dedos no se conforman,
con tenerte entre ellos.
Me gustaría entretenerte
continuamente
entre mis brazos,
mis pechos
y mi ombligo.
Y veo estúpidas las palabras
cuando me miras,
y no importa nada.
No importa nada.
Ni el tiempo,
ni el espacio,
ni el lugar...
Lames,
muerdes,
engulles
y diluyes.
Y deseo ser mezcla
homogénea
con tu saliva,
al contacto con tu boca.