y la agudización de las estructuras no ayudaban...
Pero el silencio es aceptado. El beso correspondido.
El lametazo tiene sabor ahora.
Y las persecuciones nocturnas,
ahora son a raíz de un perseguidor.
De un lobo y una mujer.
La aguatinta ahora tiene colores despuntando las siluetas.
Y no necesito pincel para pintarte,
pues ya eres cuadro etéreo,
lienzo de todos los colores del mundo.
La paleta es mi palma.
Te acaricio la espalda,
y no hace falta hablar más.
Mezclar colores sale natural.
Y la anamorfosis es consciente,
y no importa distorsiones leves
creadas muchas veces por corrientes.
Tenemos los dientes alicatados.
El cuerpo remendado.
De tantos mordiscos,
lengüetazos,
arañazos y pasión.
Y los azulejos ya no los detesto,
porque me permiten ver tu reflejo.
Ya no los rompería a pedazos,
para crear un colage
en cada fachada,
de cada casa de la ciudad.