domingo, 21 de agosto de 2011


Un deseo de enfrentar al deseo inmediato.
Y superarlo y convertirlo ya no sólo en inmediato, sino también un deseo repartido espacialmente. Un disfrute ya no sólo de unos minutos, sino de unas horas, unos días...
Frente a las represiones introducidas por los espejos del consumo, nos queda burlarnos de los cuerpos, porque son eso: cuerpos.
Comernos las imperfecciones, y verlas perfectamente imperfectas, bellas, táctiles y suaves.

Las asperezas afrontarlas con la saliva revolucionaria de la naturaleza. Encontrar atajos a la serie de enfrentamientos violentos que colisionen en el mundo, evitando que nos absorba la dicotomia que intentan inducirnos los poderes impuestos ya creados antes de nuestro propio nacimiento.

Y quiero luchar por nosotros, demostrar al mundo que estos sentimientos no son manipulables a través de sus televisiones, de sus gritos, de sus silencios impuestos...