domingo, 3 de mayo de 2009

Alcé la mano para tocar tu aire

Alcé la mano para tocar tu aire,

El aire que te rodea.

No es brisa,

Es aire,

Aire fuerte,

Con olor a cerveza.

 

Me apretó.

La mano que tengo en el pecho de por vida, me amarro.

De por vida,

Es rotundo...

Algún día la llave o el ancla,

Será hallada por alguien.

Y desplegare las velas de mis ojos internos,

Muy internos.

Rodeados de tinieblas de hielo.

Dije alguien y quizás no sea nada.

 

Recordé que no recordaba su boca.

Cuando te miraba a través de los ojos cerrados.

No debía mirarte.

Eras para otra.

Eras.

Posesivo.

Que desagradable decir eras.

Eras el duende del cuadro encantado,

Rodeado de gente buscando la solución a su vida,

Pero mintiéndose,

Porque decían que simplemente contemplaban.

 

Tu agua estaba helada.

Me tendiste el lazo con la sonrisa.

Ofreciste cosas que no eran tuyas,

Menos mal que ya no me creo ninguna mentira.

 

Ja. Me reía.

Sobresalía.

TU alegría.

Sobresalía, sobresalía...sobresalía...

Hay ilusa alma despegada, arrastrada,

Desconfigurada, alma mía.

 

El sol vuelve a saludarme,

Tras mis gafas opacas,

De nácar,

Como tus dientes.

En un momento recordé,

Como debía hacer un huevo frito en mis mejillas

Embadurnadas en un noseque.

 

Temí que me abrazases,

O confundieses mis mejillas,

Con la boca que ya no es mía...

¿Por qué temía?, ¿Por qué temía?...porque temía....