miércoles, 24 de febrero de 2010

No te conozco, pero te conoceré.

Siento crujir el pepino entre mis dientes. El rico almuerzo que me preparaste recorre de nuevo mi paladar , unos días después.

El chasquido del agua bajo mis botas salpica mis oídos.

Vuelve a hacerlo.

Un vértigo me acoge por momentos, las suelas de los pies deslizan por ese fino hilo.
Pienso en que si caigo al suelo me va a doler más que otras veces...
Si me abres la puerta mejor.
Todo haré por conservarte a mi lado, ala de golondrina.

Tu nacimiento va a corresponder con las flores de primavera. Y yo soy el sol que las va a secar.

Si alguien sabe que puedo hacer con este vértigo, con este miedo a mirar hacia adelante y no ver tu cabello...
De verdad me gustaría ser capaz de acariciarte la mejilla o de ser capaz de aguantar como me observas sin sentir temblar o enrojecer.

No te conozco, ¡pero te conoceré!