jueves, 11 de marzo de 2010

Onomatopeya marina

Ahora me noto descender junto al oleaje...

Un ancla.
Se necesita un ancla.

Se abren, se cierran
las compuertas.
Soy un bote naufrago.

El agua cristalina me alcanza
salpica y chisporrotea en mis ojos;
la espuma me embadurna los brazos
como una loción solar,
pero noto que me quemo igualmente.



Una impronta,
solo una impronta,
cada ola crea en mi cuerpo.

Solo marca la ola contaminada.
Esta ya desapareció.

La limpié,
y dejando todo salpicado de negro,
se marchó.

Ahora me puedes encontrar plantando solo flores,
y nadando con flotador.