domingo, 9 de mayo de 2010

El pasar de los días.

Te miro y siento que quiero abrazarte precipitadamente.
Dejarme caer por la cascada de tu mirada dulce.
A veces me gustaría estar en silencio mirándote.
Pero no existe silencio entre nosotros. No se si eso es algo positivo.

En la oscuridad nuestros pies se frotan como dos animales salvajes.
Es entonces cuando me doy cuenta que no guardo resistencia ninguna, que me dejo llevar. Que mi cuerpo no parece ofenderse si lo tocas.

El tiempo me dirá.

Cuando caminamos y quiero tomarte la mano, no lo hago.
Me sorprende que tú lo hagas sin censuras mentales.

Me gustaría sentir tu pecho subir y bajar, con la respiración, contra mi pecho. Sentir que eres real.

Las palabras se escapan cuando dices cualquier cosa, mi mente se vacía.

Después de todo, evito pensar en el final.