martes, 18 de mayo de 2010

Sin titulo.

Caminando por la noche junto a la vía del tren, recordé de nuevo muchas cosas.
De fondo sonaba Nuestra estación.
Y yo me sentía como si en realidad alguna vez la hubiésemos tenido.
Es gracioso ver, como el ser humano se apodera de todo cuanto no es suyo,
incluso recuerdos de otras personas, o sentimientos similares a los que siente para poder entenderlos.

Pensé de nuevo en las diferentes soluciones a ese rompe cabezas.

Parece ser que me gustan los misterios, incluso los que inciden como un formón en la madera de mi cuerpo. Incluso los que no me hacen bien.

¿Puede ser que te enamorases de otra persona?
En aquellos momentos nunca caí en ello, pero podría haber sido así.
Puede que sea esa sencilla cosa la pieza que me falta.
Fue difícil creer que un sentimiento me fuese correspondido, fue más difícil que un sentimiento desapareciese ante mis ojos sin dar explicación.

El ser humano es el único animal que puede solo ver el dolor o la tristeza, estando rodeado de tantas cosas bellas. Puede quedarse ciego sin perder la vista.

Fui un ser humano.

Ahora lo sigo siendo, pero puedo llegar a creer en más cosas. ¿Es cierto, no?
En el aire que me despeina. El zumbido de una abeja.
E incluso el fluir del agua.


Y pieles cálidas acompañadas de sinceras sonrisas.