sábado, 14 de mayo de 2011

Antes de ayer pensé en ti.
Pensé en nuestro encuentro
no premeditado.

No se que mirada tenías
cuando nos encontramos
en la oscuridad.

No recuerdo el tacto
de tus manos
entre mi vestido
de seda falso.

Y mi piel que considerabas de niña...

Hablaste
y hablas demasiado.
Y yo sentí un: no.

Pese a que el calor
y el calor de mi piel
dijesen: sí.

En esos momentos
era cuando debiste insistir.
Era en esos momentos
cuando debiste existir.

No marcaste
por temor al dolor.
No acariciaste más,
por temor a la pasión.

Nunca entendí entonces
tu excitación.

Y desperté entre tus brazos
y quise ducharme.
Y quise olvidarte.

Y al entrar en la habitación
te vi dormido.
Aun dormido.
Y supe que todo pasó.