Aquí nadie deja constancia, ni de su presencia, ni de su partida...
lunes, 24 de octubre de 2011
Habrá un día en que no tenga que vestirme para marcharme.
Sino para que me desvistas.
Para encallar entre tu cuerpo
y las sábanas espumosas.
Y que no suenen las tripas por falta de hambre o sed.
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio