Las vías del tren arden con el crepúsculo.
Tu cuerpo no se escurre,
y así disfruto de la realidad.
Un acantilado siempre presente
espinas, albahaca, olor de tomates.
Muchos gatos se cruzan por el camino.
Unos sentimientos que salen y entran
del caudal del río.
Paso a paso,
y un aliento,
un olor indescriptible.
Saltar y correr,
acariciar y lamer.
Que pena a veces,
que esta libertad sea entorpecida
por personas y sus estupideces.