jueves, 20 de octubre de 2011

Nada se ha conseguido nunca.
Todo pende siempre de un hilo.

Eres igual de inalcanzable que cualquier otra persona.
Y aunque mi interior se aprieta y desaprieta,
con la idea de alcanzarte...
No importa si nunca lo haré.

Me conformo con tenerte cerca.
Me conformo con que existas.
Me conformo con que respires.
Con que leas, me mires.
Con que tú presencia me desafíe,
a seguir hacia delante.

No quiero poseerte.
No quiero atraparte.
Sólo rozar...rozar...

Me siento tan débil,
y a la vez tan fuerte.

Siento que están abiertas mis entrañas.
Y si te giras,
vuelven a estar cerradas.
Nunca permanecen del todo abiertas,
o del todo cerradas.

Como un rayo de luz por debajo de la puerta,
puedes entrar o salir,
abrir o cerrar,
de un portazo.

Y si yo me pongo tras la puerta
para que nadie entre,
¿Alguien conseguirá convencerme?


Huir,
y besar.
Huir,
y escapar.

Mis cuadros parecen aceptar cualquier pincelada,
pero no es cierto.
La exigencia es perceptible para el que de verdad tiene interés.


La libertad no es decidir que comprar o a quien amar.