martes, 20 de octubre de 2009

Canto a la inquietud.

Una oruga esta creando una gran bola de algodón
en mi pecho.

Creo que mis músculos de la espalda
mis trapecios,
estallaran sin tu presencia.

Siento derretirme.
Y deseo que disfrutes con el fluir
de mi persona.

Sería tan bello.
La transfusión.

Un suspiro se evapora con el vapor
de agua,
la efervescencia del momento.
En que te pienso.


Palpo mis labios buscando
no encuentro,
borbotea la idea de tenerte.


Y los silencios forman parte del ambiente.
De mi habitación.
Sale aquella euforia desatada
con el saber de lo ocurrido.

Pienso que mastico la fresa ácida.
Conquisto tu habitación,
tu mesa, tu cama.

Y un latido desliza.
Siento.
Y suspiro para adentro.

Maldita sea, a veces
pienso
que te deseo.


No te quiero querer.
Quiero huir.
Muy lejos.
Con las hojas secas partir,
hacia los atardeceres futuros.

Sin estancarme, (queridos) labios olvidados.