La pasada
pasada noche
duerme en calma entre mis dedos.
Entre mis dedos.
Más no en mi pecho.
Mi mente tiene como obligación
Recordarlo.
Recuerda, recuerda.
¿Tus labios acompañaron?
Aparece un supuesto paganismo.
Tu voz no existía.
Ahora es cortante.
Es cortante porque no habla.
¿Y ahora como funcionaremos?
Mi sonrisa empeora las cosas.
Tu silencio hiere.
Ese silencio de tus brazos.
Ahora deberías comprender todo.
Mis movimientos en tu presencia.
El tiempo ahora es mi peor aliado.
¿La jugada fue la equivocada?