domingo, 26 de septiembre de 2010

Hablando entre sueño y sueño.

Me encuentro presionando tu cuerpo contra el mío.
-Eres delicada como una flor.- Diría hace unos años.

Tiemblas.
Empapas mi pecho.
No solo de lágrimas.
Eres la persona con la que más dormí en vida.
Y me mal acostumbras.

Me siento fuerte a tu lado,
dura, resistente, fría y a la vez blanda.
Tomo tu mano con tranquilidad.
Se que puedo cumplir todo cuanto mencione.

Las promesas no solía hacerlas yo.
Se que si las formulo,
seré capaz de cumplirlas.
Solo confió en la fuerza de mis sentimientos.
En la constancia de mis decisiones.

Siempre me oigo decir: Si pudiera...
Despertaste algo nuevo.
Despertaste de nuevo.
Y yo quiero rodearte.

¿Eres tú capaz de ver en mi interior?
Lo intentas.
Eres capaz de bailar a mi lado sin rasgarme,
creces y crezco.
Tus manos siempre parecen estar dispuestas para mí.
Y en la oscuridad,
justo cuando voy a alcanzar el sueño,
me hablas alto y claro.

Entonces sueño contigo,
y tú me hablas.
No soy un misterio para ti,
y me sorprende
y ya me alcanzas.

Pareces ser la única que me conoce.