miércoles, 29 de septiembre de 2010

Apartado.

Me encuentro con mi propia negación.
Absorbo insistentemente aquello
que es la impresión de lo que no tengo,
simple adaptación,
que pienso que no necesito...

Puedo reírme de mi.
Carcajear. Gruñir.
Y aplastar los pétalos.

Arrastrando mi libertad a veces me encuentro.
Y cruzo la calle.
Llamo a el taxi de lo doloroso.

Entonces escucho mis palabras.
Al fin escucho mis palabras.

Dejo de ser imperceptible para mis oídos.

Escucho mis pensamientos,
mi respiración,
el correr de mi sangre.
El raspar de mi laringe.
La consecuencia polifónica del transcurrir de mis días.

Un violín parece estar muriendo de tanta vida.
Solo analizo lo que sale manufacturado de mis dedos,
de mi boca.
Y que entrego a mis sentimientos en carne.