viernes, 11 de septiembre de 2009

Era amor hacia el amor...luego...

Era todo amor hacia el amor, a la vida misma.
Hasta tú llegada.


Hasta tú llegada.


Y note después de tu partida,
que todo había sido más lágrima que sonrisa en calma.
Mas oscuridad que luz, que habitación blanca.
Tu esencia dejo hojas por el suelo,
rápido fue tu vuelo.


Un amor bello pero de hielo.



Pasado el tiempo, tu dejaste de sonreír en mi presencia.
Ante la mía y de cualquiera.

Y me descubro viéndote discutir.


Junto a mí no discutías, de ahí que fuese tan dura la despedida.
Tu rostro estaba en calma, tu sonrisa era poco a poco,
con el tiempo,
con nuestro tiempo,
mas y mas amplía.

Al principio no había pensado llegar a conseguir tu estado en calma y paz.
¿Era yo tu paz?
Aunque me mintieras, yo se al menos que eras tú. Eras tú.

Quien dejaba diminutas a las demás estrellas.

Y no porque fueses la más bella. Eras la más apagada, la más triste y solitaria.
Eras lo que para otros,
la amada.


Es lógico que sin ti la vida siguiese brillando, aunque el hielo descendiese poco a poco,
a la deriva,
naufragando.
Pero eran tus manos. Tu sonrisa.
Lo que mi alma anda intentando,
pintando.
Amo la persona que eras cuando te conocí, cuando estabas,
cuando empezabas a amar. A sonreír. A hablar.



Si tu alma no esta muerta, olvidada, restregada, perdida...
¿Donde está?


¿Aquí? Cuando sale, cuando entra, cuando agita,
abre puertas...

¿En mis sonrisas? ¿En mis recuerdos?
¿En tu cama? ¿En mis pechos?
¿Donde?
¿En la luna, este llena o no se vislumbre? ¿En las sabanas?
¿En el sueño, en el antes de irme a la cama?


¿En mis labios, aquellos que ahora no recuerdan nada?




¿Eran fuertes tus brazos, a caso?
Para dejarme tal huella en el torso, en el rostro,
con tus lijadas manos.

Balcón, que apareces en cada calle.
Pasos, antes al oírlos me paraba a escucharlos. Tu correr detrás mío, ante el intento de no hallar fracaso.
¿Quien corre ahora para verme aunque sea unos minutos más?



Sonrío como tantas veces, ante tu recuerdo nítido,
tumbado en el césped junto a mí.


Te echo de menos.
Eras agridulce si no calmaba tus penas.
Pese a sentirme una esponja de tus tristezas
y soledades,
aun a veces no puedo evitar echar de menos el espacio que ocupabas en mi existencía.