Al momento de haberte amado, haber deseado tu amor, haber deseado la
correspondencia, haber deseado todo, justo al momento, deseo que te vayas fuera, que ames a otra, que los cuerpos se evaporen, que no sea nada de aquello anteriormente deseado, necesario. Incluso luego te detesto, te
desadmito en mi interior, te expulso, y odiarte no te odio, pero sinceramente, me importas un comino.
Así nació aquella alubia.