miércoles, 2 de septiembre de 2009

Hago un esfuerzo terrible. Intento levantar el peso de mi cuerpo con mis brazos, como si fuese a realizar una flexión, como cuando entreno.

En el sueño te beso sin importarme nuestra amistad. Me convierto una completa egoísta. Y desafío tu fuerza, y nuestro espacio.
Y tú no me frenas.




Es difícil tener que despertar para verte y que palmees mi espalda, me des la mano como saludo.
Fui yo la que comentó delante tuyo que no me gustan los besos reglamentarios en las mejillas.






Salté encima tuyo cuando terminaste,( como tu amiga con la que entrenas a boxeo) después de que me señalaras aquello que haría que aprobases, sonriendo.